Cuando un hijo, en condiciones normales, abandona el seno familiar para, lo que solemos decir vulgarmente “hacer su vida”, decimos que se ha independizado.
La separación del núcleo familiar supone que, económicamente está lo suficientemente capacitado para independizarse; pagarse un piso, obtener ingresos pos sí mismo….., en definitiva no depender económicamente de la familia y obtener su propia intimidad personal.
Este hecho, generalmente, no lleva consigo una ruptura de todos los lazos familiares. Su casa será siempre la de sus padres. A ella volverá siempre que quiera y será recibido con los brazos abiertos. Las citas familiares en Navidad, onomásticas, cumpleaños, etc., seguirán como siempre; es más, muy posiblemente se verán incrementadas con nuevos miembros ajenos a la consanguinidad familiar o descendientes.
A nivel territorial o político, la independencia supone otra cosa. Pocas han sido las independencias que no han sufrido el derramamiento de sangre y han sido traumáticas para todos los bandos implicados. En general, la idea independentista nace de un estado de opresión que lleva a los oprimidos a levantar su voz contra el opresor.
La idea independentista es tan respetable como cualquier otra. Otra cuestión es que se llegue a entender, comprender o aceptar dicha idea por parte de alguno de los implicados.
En cualquier caso, el independentismo suele rechazar mayoritariamente el uso de la violencia para la consecución de sus objetivos, como es el caso actual del independentismo en Québec (Canadá) o en Cataluña
En España, salvo que se demuestre lo contrario, no creo que quepa la idea independentista del oprimido contra el opresor; ni por historia, ni por cuestiones económicas, ni por ideas de identidad, ni tan siquiera por lengua. Quizás sí por otras cuestiones que no llego a entender. Más aún; ¿estaríamos dispuestos a que se nos amputara una parte de nuestro territorio simplemente porque esa parte lo desea?
La idea independentista en nuestro país choca frontalmente con el sentido común, a mi entender.
¿Podría un territorio independizado ubicarse dentro de un orden comunitario ya establecido? ¿Sería capaz de sufragar las cargas económicas que tendría que hacer frente? ¿Sería capaz, tan solo, de pagar las nóminas de sus trabajadores? ¿Su nueva moneda tendría la suficiente fuerza como para no llevar a ese nuevo país a la quiebra? ¿Qué ocurriría con los habitantes de ese nuevo país que no aceptaran esa independencia? ¿Serían tomados como extranjeros dentro de su propio territorio, de donde nacieron? ¿Deberían emigrar al país de origen? ¿Deberían los ciudadanos de un país votar en referéndum la independencia de un territorio? En todo caso ¿Quién debería votar, los habitantes del territorio que se quiere independizar, los habitantes del territorio que va a perder parte del mismo, todos?
Demasiadas preguntas sin respuesta fácil. ¿O es todo mucho más sencillo?